lunes, 22 de agosto de 2011

¡Vuelvo!

Hola, de nuevo.

Ya he vuelto de mis pequeñas vacaciones en la blogosfera. Os he echado a todos mucho de menos, pero necesitaba un respiro.

Os quería anunciar que dentro de poco publicaré el esperado capítulo ocho.

Hasta pronto -.-

lunes, 1 de agosto de 2011

Traigo una mala noticia

Bueno, por unos asuntos que algún día contaré en el blog´, esta blog novela va a estar cerrada hasta el mes de Septiembre

Muchas gracias y disculpad las molestias. A mi me da mucha pena no poder escribir.

En Septiembre os contaré el porqué.

jueves, 7 de julio de 2011

Capítulo siete

He tardado muy poco en escribir este capítulo, ¡he tardado menos de un día! Bueno, es que también mis capítulos son algo cortos. ¡¡¡Antes de irme de vacaciones quiero adelantar algo!!!

Capítulo seis

Y sin más dilación... aquí os traigo, antes de irme de vacaciones, el capítulo seis, que yo creo que deja mucha intriga. Lo traigo en un nuevo formato.

lunes, 27 de junio de 2011

Capítulo Cinco

Me levanté muy temprano. Estaba muy cansada, pero al pensar que hoy era la fiesta de Jack, se me quitó todo el sueño.

Directamente, sin desayunar, me vestí y salí de mi casa. Me dirigí a buscar a Sarah.

Tocé el timbre de su casa. Tenía un sonido muy suave y agradable.

Salió ella, y me dijo:

—Hola.

—Hola.

—¿Quieres pasar?

—No, que ya llegamos tarde.

La fiesta de Jack era un poco rara, empezaba a las once y media de la mañana, y terminaba de madrugada.

Bueno, vámonos ya le dije.

Eran las diez y media de la mañana, y en ir a la casa de Jack, se tardaba más de una hora, porque estaba en las afueras de la ciudad.

La madre de Sarah nos dijo:

—¿Os llevo a esa fiesta?

—Claro, mamá.

Nos metimos en el coche de cinco plazas de la madre de Sarah.

—¿Por dónde queda esa casa?

No lo sabíamos, así que Sarah tubo que llamar a Jack.

Ella se lo dijo a su madre donde se situaba la casa de su novio. La madre se puso en camino.

Mientras Elisabeth (la madre de Sarah) estaba conduciendo, su hija y yo estábamos hablando sobre la gran fiesta, la grandiosa fiesta que había creado Jack.

—Esta tiene que ser la mejor fiesta de el mundo, Sarah.

—Seguro.

Cuando llegamos a su casa, eran las once y cuarto de la mañana. Su puerta estaba llena de coches, motos y también había un taxi.

Nos bajamos del coche rápidamente y tocamos el timbre, el cual tenía un tono suave y agradable.

Nos abrió Jack, y nos dijo:

—Venga chicas, pasad.

Sarah le plantó un beso en la mejilla.

Yo me dirigí a buscar una bebida refrescante, porque hacía demasiada calor.

—Hola —me dijo un chico.

—Hola.

—¿Cómo te llamas?

—Yo, Maica. ¿Y tú?

—Dany.

Pero ese chico por su forma de ser, no me interesaba.

Estaba buscando a Sarah, pero ella vino corriendo hacia mí. Ella tenía la cara blanca, con mal aspecto. Me dijo:

—Maica, no me encuentro bien, yo me voy.

—Pues yo me voy contigo.

—No, quédate aquí, yo ya pido un taxi.

Yo le hice caso.
La acompañé hasta la puerta de la casa. Fuera había un taxi donde se subió la chica.

Cuando el taxi donde ella estaba subida se alejaba, yo me volví a meter dentro de la casa, cerré la puerta y me dirigí a la cocina para tomarme un baso de cola.

Lo malo de esa fiesta era que, menos a Jack, no conocía a nadie.

—Hola, ¿dónde está Sarah? —me dijo una voz masculina a mis espaldas.

Yo me di media vuelta, y le contesté:

—Jack, Sarah se ha tenido que ir, estaba enferma.

—Es algo grave.

—No, no es nada, no te preocupes.

—¿Te vienes conmigo al salón?

Yo le asentí con la cabeza.

Tenía dos opciones: quedarme sentada en la cocina aburrida mirando a todo el que pasaba por delante mía, o irme con Jack y pasármelo mejor.

—Mira Maica, este es mi antiguo compañero del colegio Charlie.

—Hola —me dijo el chico.

—Hola —le contesté.

Empezó a hacerse de noche, la gente empezaba a salir de la casa.

Llegó un momento de intenso silencio, Jack y yo éramos los únicos que habitábamos en la casa.

Su cuerpo se inclinó hacia mí, sus labios rozaban mi cara.

—Ven, vamos a mi cuarto.

Yo me sentía mal, porque Sarah estaba con él, y ella era mi mejor amiga. Pero así, no me podía resistir a la tentación.

Nos metimos en su curto, cerramos la puerta con pestillo, y en ese momento, se oye la puerta principal de la casa abriéndose. Son los padres de Jack.

Yo me escondí en su cuarto. Él salió a entretener a sus padres mientras yo me escapaba por la puerta de atrás. Nuestro plan salió bien.

Cuando salí de su casa, llamé a un taxi, que en cinco minutos pasó a recogerme.

Cuando abrí la puerta de mi casa, mi madre estaba viendo una película romántica, muy romántica y dramática. Tenía en la mano una caja de pañuelos porque se le saltaban las lágrimas.

Yo subí a mi habitación y cerré la puerta de mi cuarto. Empecé a pensar en Jack y yo, ¿haríamos buena pareja? No le quiero romper el corazón a mi mejor amiga, porque si se entera, no me habla más en la vida.

Era ya muy tarde, así que me metí en mi cama, me tapé con una manta de muy poco grosor, y me quedé dormida.

martes, 21 de junio de 2011

Capítulo Cuatro

Hola chicas —saltó Jack de repente.
Yo metí un repullo.
Hola cariño —le contestó alegremente Sarah.
¿Qué hacéis aquí?
Una sorpresa —le volvió a contestar Sarah.
Él fingió que se enfadaba.
Bueno, entonces me voy —dijo.
Sarah se lo creyó, y le dijo que se quedara con nosotras.
Tras varias horas en el centro comercial, no pudimos comprar ningún vestido ni nada parecido.
Tras otras varias horas sin comprar nada, me despedí de ellos y me dirigí a mi casa.
Cuando llegué mi madre estaba viendo una película romántica, la cual me encantaba, y por eso, me senté junto a ella para verla juntas.
Ya hace tiempo que no hacemos esto —me dijo mi madre.
¿Que no hacemos el qué, mamá?
Que no hacemos nada juntas, hija.
Ya lo sé, mamá, pero es que estoy muy ocupada.
Bueno, vale, está bien.
Nada más que terminamos de hablar, el canal empezó a emitir anuncios, así que yo aproveché para ir a la cocina y coger un bol con palomitas.
Ya ha empezado la peli —me avisó mi madre.
Ya voy mamá —le contesté.
Cuando entré en el salón, me sentía muy débil, y en unos instantes, me caí al suelo.
Cariño, ¿estás bien? —preguntó mi madre.
Al yo no responderle, llamó rápidamente a una ambulancia. En cuestión de unos minutos, estaba plantada en la puerta de mi casa. Me subieron en una camilla entre dos hombres, y me metieron rápidamente en la ambulancia.
Cuando llegamos al hospital, yo recuperé el conocimiento, y le pregunté a mi madre:
Mamá, ¿dónde estamos?
Estamos en el hospital, cariño.
Yo estaba metida en una habitación blanca, sola con mi madre. Llegó un médico.
¿Cómo está mi hija, doctor? —le preguntó preocupada mi madre.
Está bien.
Entonces, ¿por qué se desmayó?
Por falta se sueño.
Yo también creo que es por falta de sueño, ya que llevo varios días quedándome hasta muy tarde para los exámenes del instituto.
Doctor, para mañana ¿podría ya me podría dar el alta? —le pregunté.
Claro.
Yo me sentí muy aliviada, porque si me quedaba el siguiente día en el hospital, no podría asistir a la fiesta de Jack.

miércoles, 1 de junio de 2011

Capítulo Tres

      Al día siguiente me levanté y, directamente, fui a la cocina para desayunar.
      Cuando terminé, subí a mi habitación y comencé a vestirme. Esta vez, me puse una minifalda
vaquera, y una camiseta con flores.
      Cuando por fin terminé de vestirme, salí de mi casa. Iba muy tranquila andando, demasiado
tranquila. Notaba que algo se me olvidaba. Estuve pensando. ¡Tenía un examen de ciencias a
primera hora! Salí corriendo a tope, más rápido que nunca, como si se tratase de los juegos
olímpicos.
      Llegué muy cansada al instituto, pero por lo menos llegué a tiempo, que eso es lo importante.
      Entré a clase y ya estaba el profesor Mr. Thompson repartiendo los exámenes a cada alumno.
      —¿No has llegado un poco tarde, Maica? —me dijo.
      —Bueno, es que he tenido un retraso, profe —le respondí.
      —Bueno, pues da igual —me volvió a contestar con una sonrisa en la cara.
      Me gustaba mucho este profesor, porque a parte de se guapo, es gracioso, inteligente y
sobretodo, porque es superenrollado.
      Me senté en un pupitre que había vacío, saqué mi cartuchera de la mochila, y comencé a
contestar a las preguntas.
      Cuando terminé el examen, se lo dí a Mr. Thompson.
      —Seguro que lo has echo genial, Maica —me animó el profesor.
      Salí a los pasillos, donde me esperaba Sarah.
      —Bueno, que tal te ha salido el examen, Maica.
      —Yo creo que bien, pero eso no lo sé hasta que no me den la nota.
      —Bueno, pasando a otro rollo, ¿nos vamos a la cafetería a desayunar?
      —Valé —le contesté.
      En la cafetería nos sentamos en un asiento que estaba libre. Nos habíamos pedido un café
cada una, y mientras le dábamos pequeños tragos, estábamos hablando de la gran fiesta de Jack
      —Bueno, ¿entonces luego nos vamos al centro comercial, verdad? —me dijo Sarah.
       —Ya te he dicho que sí, pesada.
       —Yo no soy pesada.
       —No, solo me has repetido la pregunta quinientas veces.
       —Bueno, vale, me he puesto un poco pesada, lo reconozco —dijo Sarah.
       —Me voy a clase que llego tarde —le dije.
       —Entonces nos vemos a la salida, adiós —me despidió.
       —Adiós —le contesté.
       Sarah se tenía que comprar un vestido, porque al día siguiente era la fiesta de Jack, y ella no
tenía ningún vestido.
       Después de las clases que quedaban, cuando salimos de clase, me senté en el banco que hay
delante del instituto para esperar a Sarah.
       —Por fin has llegado —le dije cuando llegó.
       —Lo siento, pero a última hora he tenido un examen, y me he quedado para terminarlo.
       —Bueno, ¿entonces nos vamos directamente al centro comercial y ya comemos allí?
       —Claro.
       Ella y yo nos dirigimos a la parada del autobús que había enfrente del colegio.
       Llamé a mi madre para decirle que no iba a comer con ella.
       —Mamá, que hoy como fuera.
       —Vale cariño.
       Le colgué.
       El autobús estaba lleno y nos tuvimos que quedar de pié a pesar de nuestro cansancio.
Estábamos cansadas porque, a última hora, habíamos tenido clase de educación física. En educación
física es en la única clase en la que ella y yo, estamos juntas.
       Cuando llegamos al centro comercial, nos metimos a comer en un restaurante de comida
italiana, y...